Durante mucho tiempo, el foco de la fertilidad ha estado casi sobre la mujer. Pero la realidad es que la salud reproductiva del hombre también influye, y mucho. Se estima que en alrededor del 40% – 50% de los casos en los que se dificulta lograr un embarazo, hay un factor masculino involucrado.
Lo que pocos saben es que existen formas sencillas, no invasivas y bastante accesibles para tener una primera idea del estado de la fertilidad masculina. Además, cuando hay señales de alerta, es posible actuar, mejorar algunos hábitos y, si se requiere, apoyarse en alternativas como la reproducción asistida.
Reconocer estos aspectos no solo permite tomar decisiones informadas, también ofrece tranquilidad: la fertilidad del hombre puede evaluarse, cuidarse y, en muchos casos, fortalecerse.
¿Hay señales físicas que indican si un hombre es fértil?
Aunque el cuerpo masculino no presenta síntomas tan evidentes como el ciclo menstrual en la mujer, sí hay indicadores que pueden ofrecer pistas sobre su fertilidad.
Cuando un hombre tiene una función sexual saludable, erecciones consistentes y eyaculaciones sin alteraciones visibles en el semen, puede considerarse un buen punto de partida. Lo mismo ocurre si su salud general es estable, con niveles adecuados de energía, buen estado físico y sin antecedentes de enfermedades crónicas descompensadas.
Sin embargo, es importante entender que estas señales son orientadoras, no concluyentes. Para tener certezas, siempre será necesario ir un poco más allá.
En medicina reproductiva, el espermograma es el estudio más común y efectivo para comenzar a evaluar la fertilidad masculina. Este análisis permite conocer tanto la cantidad como la calidad de los espermatozoides, observando aspectos como:
- Concentración espermática (cuántos espermatozoides hay en el semen).
- Movilidad (si logran desplazarse de manera eficiente).
- Morfología (la forma de los espermatozoides y su estructura).
- Otras variables, como el porcentaje de esparmatozoides vivos, el volumen del eyaculado o el pH.
Cuando hay alteraciones en este primer estudio, el médico puede solicitar otros análisis complementarios. Los más frecuentes incluyen perfiles hormonales —como testosterona, FSH y LH— y, en algunos casos, ecografía testicular o estudios genéticos.
Todo esto con el fin de entender el origen del problema y determinar cuál es el mejor camino a seguir.
¿Qué puede afectar la fertilidad del hombre y cómo puede cuidarse?

Aquí es donde muchas veces se abren oportunidades. En la mayoría de los casos, la fertilidad masculina no se ve afectada por una sola causa, sino por una combinación de factores, muchos de ellos relacionados con el estilo de vida.
El consumo de tabaco, alcohol o sustancias psicoactivas, la exposición frecuente a altas temperaturas en la zona genital (como saunas o el uso prolongado de computadores sobre las piernas), la obesidad, una alimentación deficiente y el estrés sostenido son algunos de los elementos que pueden comprometer la calidad del semen.
La buena noticia es que, al ser factores modificables, también son reversibles en buena medida. Cambiar estos hábitos no siempre es fácil, pero puede tener un impacto significativo. Con una alimentación rica en antioxidantes, ejercicio moderado, reducción del estrés y suplementos específicos —si el especialista los indica—, la calidad espermática puede mejorar en un plazo de tres a cuatro meses, que es el tiempo promedio que tarda en regenerarse una nueva población de espermatozoides.
Cuando hay dificultades, la reproducción asistida también es una opción
Hay casos en los que, a pesar de los cuidados, la fertilidad masculina sigue viéndose afectada. Para estas situaciones, la ciencia ofrece alternativas seguras y eficaces.
Las técnicas de reproducción asistida no están reservadas solo para mujeres con diagnósticos complejos. En los hombres, pueden marcar la diferencia cuando hay alteraciones moderadas o severas en el semen.
Dependiendo del resultado de los estudios, los especialistas pueden sugerir opciones como:
- Inseminación intrauterina (IIU), si la movilidad espermática es baja pero viable.
- Fecundación in vitro (FIV), especialmente cuando hay más factores involucrados.
- ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides), que permite seleccionar y utilizar un solo espermatozoide sano en casos de conteo muy bajo.
No se trata de saltarse pasos, sino de tener caminos disponibles si el cuerpo lo requiere.
La fertilidad masculina es una dimensión de la salud que también merece atención, cuidado y acompañamiento. No hay debilidad en preguntar, ni vergüenza en buscar respuestas. Todo lo contrario: ocuparse de este tema es una forma de involucrarse con conciencia, con respeto por los propios tiempos y con apertura a las opciones que hoy ofrece la ciencia.En Fertivida, sabemos que cada historia tiene sus matices. Y que acompañar a los hombres en estos procesos, con información clara y sin juicios, también hace parte del camino hacia una paternidad deseada.