Acompañar a alguien que se ama durante un tratamiento de reproducción asistida puede ser una experiencia transformadora y profundamente íntima. Y aunque es cierto que muchas de las intervenciones recaen sobre el cuerpo de la mujer, eso no significa que el hombre no pueda encontrar un rol protagónico durante el proceso. Es su presencia, su cuidado y su forma de estar y sumar acciones en pro de nutrir el sueño de tener un bebé.
Y aunque no hay una sola forma de acompañar. Sí hay muchas maneras de estar presente, de contribuir a la calma, al bienestar y a la conexión en pareja durante un momento que puede resultar abrumador en distintos planos: físico, emocional, relacional.
Quienes están del otro lado —acompañando— también atraviesan preguntas, miedos, silencios, y muchas veces no saben con certeza qué hacer o cómo ayudar. Este texto fue escrito para ellos con algunas sugerencias realistas y afectuosas sobre cómo acompañar durante un tratamiento de fertilidad. Algunas ideas son prácticas, otras emocionales, otras más simbólicas. Todas pueden ser útiles y se pueden adaptar a cada dinámica de pareja.
Informarse para comprender mejor

Leer sobre el tratamiento que están atravesando —ya sea una fertilización in vitro, una ovodonación o cualquier otra técnica— no solo ayuda a entender lo que ocurre en el cuerpo de la pareja, también ayuda a anticipar situaciones y a reconocer ciertos síntomas sin alarmarse. Eso genera más confianza en la comunicación y menos malentendidos.
Algunos materiales recomendados que abordan con seriedad el impacto físico y emocional de estos procesos son:
- “El desafío de la fertilidad” de Ana Miramontes (Editorial Plataforma): escrito desde la experiencia de una mujer que atravesó varios tratamientos.
- Podcast “Crianza para adultos”, de la psicóloga Diana Al Azem: varios episodios hablan sobre el vínculo emocional en la etapa de búsqueda.
- Podcast “Entrelazadas”, de la Red Latinoamericana de Fertilidad, donde se abordan temas médicos y emocionales en pareja con lenguaje accesible.
Conocer ayuda. Pero más aún, demuestra interés real en acompañar desde un lugar activo.
Cuidado físico
Las molestias físicas pueden variar de un tratamiento a otro, pero suelen incluir hinchazón, sensibilidad en los senos, calambres, fatiga o alteraciones en la piel. Hay maneras sencillas de aliviar esas incomodidades desde el cuidado mutuo:
- Masajes con aceites esenciales como lavanda, manzanilla o geranio pueden ser reconfortantes, sobre todo en la zona lumbar o las piernas.
- Aplicar aceite de rosa mosqueta o almendras dulces en áreas donde la piel se haya resecado ayuda a mantener la comodidad.
- Preparar un espacio tranquilo en casa, con luz tenue y música suave, puede facilitar el descanso después de una jornada intensa.
No se trata de ser un experto en bienestar, sino de observar, preguntar y ofrecer alivio desde lo cotidiano.
Habitar la espera juntos
En estos procesos hay muchas pausas: ciclos que se detienen, esperas de resultados, tiempos entre consultas. Aprovechar esos momentos para reconectar como pareja puede ser una forma de proteger el vínculo. Leer juntos un libro, ver una película que genere risa o ternura, hacer caminatas cortas o simplemente estar en silencio puede reforzar el lazo emocional sin necesidad de hablar todo el tiempo sobre el tratamiento.
Algunos libros sobre paternidad que invitan a reflexionar desde un lugar más cercano y sensible:
- “Papá come sano”, de Juan Llorca y Melisa Gómez: una mirada sobre la alimentación infantil desde el rol paterno.
- “El cerebro del niño”, de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson: una lectura útil para comprender cómo acompañar emocionalmente desde el primer día.
Hacerse cargo de lo cotidiano también es acompañar
Durante el tratamiento, hay días en que simplemente encargarse de un trámite puede representar un gran alivio. Transformar las tareas cotidianas en gestos de cuidado puede ser significativo para la pareja y un hábito que encuentre su propia forma de expresarse dentro de la dinámica particular de cada pareja.
Un té caliente, una manta, un mensaje a mitad del día preguntando son formas de decir “aquí estoy” sin tener que pronunciarlo.
Cuidarse también a sí mismo
Acompañar no significa olvidarse. Los hombres también experimentan emociones como miedo, frustración, ansiedad. Buscar espacios para hablar al respecto, compartir lo que les pasa y pedir ayuda si lo necesitan no los hace más débiles ni menos involucrados. Por el contrario, les permite sostener desde un lugar más saludable.
Encuentros de acompañantes o simplemente charlas sinceras con otros hombres que han atravesado este camino pueden ofrecer contención real. Hablar sobre las expectativas del procedimiento, lo que ambos esperan del otro, y las emociones que experimentan además de una práctica saludable, contribuye a tener claridad en cómo proceder dentro de la relación de pareja durante este proceso. Fertivida acompaña a las parejas desde una mirada integral, que incluye tanto lo físico como lo emocional. Sabemos que cada historia es única, y por eso entendemos que el acompañamiento no se basa en fórmulas, sino en presencia, disposición y afecto. Porque no hay un solo modo de estar, pero sí muchas formas de ser parte del proceso.