¿Qué puede hacer el hombre para involucrarse más en los tratamientos de reproducción asistida?

En muchas conversaciones sobre fertilidad, la figura masculina aparece en un segundo plano. No porque no importe, sino porque históricamente se ha centrado la atención  en el cuerpo de la mujer, en sus tratamientos, sus cambios hormonales y sus tiempos biológicos. Sin embargo, cada vez más hombres quieren ser parte activa del proceso, no solo desde el acompañamiento, sino también desde el entendimiento.Son el 50% del asunto. Quieren aprender, saber qué ocurre, cómo funciona, cómo ayudar. Pero lo hacen con cautela, en silencio, con el temor de no estar bien o no saber si su presencia será útil o bien recibida.

Esa intención genuina de estar presentes a veces se ve frenada por la falta de información o por modelos culturales que les han enseñado a mantenerse al margen. Sin embargo, en tratamientos como la reproducción asistida —y en especial cuando se llega a una FIV (Fecundación In Vitro)—, el acompañamiento emocional, físico y logístico de la pareja puede marcar una diferencia significativa para ambos y para el proceso.

Ser parte no significa tener todas las respuestas, sino estar dispuesto a aprender, a preguntar sin miedo y a estar cerca de una manera real y respetuosa. Aquí algunas formas en las que un hombre puede involucrarse más profundamente en un proceso de reproducción asistida.

Entender qué es una FIV y cómo funciona el tratamiento

No se trata de volverse experto, sino de comprender en términos sencillos qué implica una FIV: desde los exámenes iniciales hasta la estimulación ovárica, la punción folicular y la transferencia embrionaria. Cuando el hombre comprende estos pasos, puede anticipar los momentos más sensibles del tratamiento y ofrecer apoyo más consciente.

Además, conocer el proceso permite tener conversaciones más empáticas y evitar frases que, aunque bien intencionadas, pueden sentirse lejanas o vacías. A veces, el simple hecho de saber cuándo se aproxima una cita importante o qué efectos secundarios pueden presentarse con la medicación, ya es un gesto de profundo acompañamiento.

Hacerse cargo de su propio proceso médico y emocional

En una FIV, el foco suele estar en la mujer, pero también es importante que el hombre se someta a sus propios estudios, como el espermograma y otros exámenes de fertilidad masculina. Participar desde lo clínico no solo suma información relevante para el tratamiento, sino que transmite un mensaje claro: esto también es responsabilidad compartida.

Por otro lado, no siempre es fácil para un hombre expresar cómo vive este proceso. La incertidumbre, la presión de «ser fuerte» o la sensación de no poder controlar los resultados pueden generar ansiedad o frustración. Aceptar acompañamiento emocional o psicológico o tener espacios donde hablar abiertamente también es parte de involucrarse.

Participar activamente en las citas y en la toma de decisiones

Aunque muchas decisiones clínicas las toma el equipo médico, hay aspectos que se discuten en pareja. Asistir a las citas, hacer preguntas, expresar dudas o inquietudes, es una forma concreta de mostrar compromiso. La mujer no debería ser la única que lleva la carga de la información médica o que toma decisiones difíciles en soledad. Siempre deben tomarse en pareja.

Hay hombres que acompañan a las ecografías, que revisan juntos los informes, que ayudan a organizar las fechas del tratamiento. Estas acciones no requieren conocimientos técnicos, pero sí una actitud presente, disponible y consciente de lo que se está atravesando.

Ser un sostén emocional sin necesidad de tener todas las respuestas

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A veces, el mayor apoyo no viene de las palabras sino de la presencia. Escuchar sin interrumpir, validar lo que la otra persona siente, estar allí cuando el ánimo decae o cuando las hormonas intensifican las emociones… eso también es involucrarse.

No hace falta tener soluciones para todo. La simple voluntad de estar, de ofrecer un abrazo sin explicación o de preparar una comida cuando la otra persona no tiene energía, puede ser una forma de acompañamiento invaluable.

Abrirse a construir una nueva forma de paternidad desde el inicio

Involucrarse en un proceso de reproducción asistida no es solo acompañar a la pareja. Es, en el fondo, comenzar a construir una forma diferente de ser padre: una que nace desde la conciencia, desde la información y desde la presencia. Aunque la paternidad no haya comenzado biológicamente, ya se está gestando desde la intención y la conexión con ese nuevo ser.

Cuando el hombre participa activamente, se establece una conexión temprana con el deseo de formar familia, con el recorrido emocional que eso implica y con las decisiones que hay que tomar en el camino.

El papel del hombre en la reproducción asistida no se limita a una muestra de semen ni a acompañar desde la distancia. Hoy, muchos desean ser parte de verdad, aunque no siempre sepan cómo. Y está bien no saber. Lo importante es estar dispuesto a aprender, a preguntar y a caminar juntos, paso a paso, sin presiones pero con intención.En Fertivida, reconocemos el valor de esa presencia masculina que, aunque muchas veces silenciosa, está llena de significado. Por eso acompañamos a cada pareja desde una mirada integral, donde cada uno tiene un lugar, un rol y una voz que merece ser escuchada.

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