La decisión de acudir a una clínica de fertilidad suele llegar después de un tiempo de espera, preguntas y reflexión. No siempre es sencillo saber en qué momento buscar apoyo médico, sobre todo cuando no existen síntomas evidentes o diagnósticos previos que indiquen alguna situación.
En la actualidad, se comprende que un centro de fertilidad va más allá de ayudar a otros a concebir. También se dedica a evaluar, preservar y acompañar cada etapa de la salud reproductiva. Esto incluye la congelación de material genético o la verificación de que ciertos procedimientos —como recanalizaciones o vasectomías— marchen de forma adecuada.
Evaluar la salud reproductiva permite anticiparse y tomar decisiones informadas, especialmente cuando existen proyectos de vida, tratamientos médicos o condiciones que podrían afectar la capacidad de tener hijos en el futuro. Además, para quienes desean comprender mejor su cuerpo y su ciclo, la consulta de fertilidad se convierte en una oportunidad para acceder a información clara y confiable.
Por eso, saber cuándo ir a una clínica de fertilidad no siempre está relacionado con un problema, sino con la decisión consciente de informarse, prevenir y cuidar un aspecto fundamental de la salud: la capacidad de dar vida o de preservar esa posibilidad en el tiempo.
¿Cuánto tiempo se debe intentar antes de buscar ayuda médica?

Se recomienda consultar a un especialista en fertilidad cuando no se logra un embarazo tras 12 meses de relaciones sexuales sin protección en mujeres menores de 35 años. En mujeres mayores de 35, el tiempo se reduce a 6 meses, debido a que la reserva ovárica y la calidad de los óvulos tienden a disminuir con la edad.
Estas son orientaciones generales, pero cada caso es distinto. Algunas personas pueden requerir una valoración más temprana, especialmente si existen antecedentes como ciclos menstruales irregulares, endometriosis, síndrome de ovario poliquístico, cirugías pélvicas previas o tratamientos médicos que puedan afectar la función reproductiva.
La edad, los antecedentes médicos y los hábitos de vida influyen directamente en la salud reproductiva, por lo que consultar sin esperar demasiado tiempo puede facilitar un diagnóstico oportuno y abrir distintas posibilidades de acompañamiento.
Factores como la edad, antecedentes y ciclos irregulares
La edad sigue siendo uno de los factores más determinantes en la fertilidad, tanto en mujeres como en hombres. A partir de los 35 años en la mujer y de los 40 en el hombre, las probabilidades naturales de lograr un embarazo disminuyen gradualmente.
Sin embargo, también hay otros elementos que pueden influir y que suelen pasar inadvertidos: ciclos menstruales muy cortos o muy largos, sangrados irregulares, antecedentes familiares de menopausia temprana o condiciones hormonales no tratadas. En los hombres, el sobrepeso, el consumo de alcohol o tabaco, y la exposición constante a altas temperaturas o sustancias químicas, también pueden alterar la calidad espermática.
Reconocer estas señales y buscar orientación médica no significa asumir un diagnóstico negativo, sino tomar una decisión informada para conocer cómo está funcionando el cuerpo y qué opciones existen para preservarlo o mejorarlo.
¿Qué ocurre en una primera consulta de fertilidad?
La primera consulta de fertilidad tiene un propósito exploratorio, informativo y educativo. En ella, el especialista busca conocer a fondo los antecedentes médicos de los miembros de la pareja consultante o de la persona que acude sola, su historia familiar, los hábitos de vida, y cualquier tratamiento o condición que pueda influir en la salud reproductiva. Con esa información se obtiene un panorama completo que orienta los pasos a seguir.
Durante esta cita también se explica cómo funciona la fertilidad humana, qué se considera normal dentro del ciclo reproductivo y qué aspectos pueden requerir atención. Es un espacio para derribar falsas creencias que han acompañado a muchas generaciones, especialmente aquellas que relacionan cada encuentro sexual con la posibilidad inmediata de embarazo.
Esto, dado a que buena parte de la población no ha recibido educación sexual desde un enfoque de salud y conocimiento del cuerpo, sino desde la prevención del embarazo no deseado. Por eso, esta primera consulta busca devolverle a la persona el control y la comprensión sobre su propio cuerpo. Con más información y recursos, se logra reducir la ansiedad y tomar decisiones conscientes sobre la salud reproductiva.
Acudir a una clínica de fertilidad es una decisión de autocuidado y conocimiento, no un último recurso. Permite evaluar, prevenir y, en algunos casos, preservar la posibilidad de tener hijos más adelante. Lo importante es hacerlo con información confiable y acompañamiento profesional.En Fertivida, cada consulta se orienta desde la ciencia y la comprensión humana, acompañando a las personas en todas las etapas de su salud reproductiva, desde la prevención hasta la planificación de su futuro.





